Hoy les traigo la historia de Gus y Paul, dos hermosos gatitos viajeros. Cambiaré algunos nombres y lugares para proteger la identidad de sus protagonistas.
Hace un par de meses me contactaron dos humanos amantes de los gatos y responsables de Gus y Paul. Ellos estaban preocupados, ya que en los próximos meses se irían definitivamente del país y obviamente su decisión de traslado incluía a sus gatitos. El vuelo era largo, se iban a otro continente, casi al otro lado del mundo.
El objetivo de la comunicación era saber como se sentían los dos gatitos al respecto y como podían ayudarlos a transitar mejor por estos cambios de vida.
Debo aclarar que la comunicación animal puede realizarse tanto en animalitos vivos, perdidos o fallecidos, en este caso ambos están vivos.
Al abrir la comunicación pude darme cuenta de las diferentes personalidades de los gatitos, Gus estaba ansioso, inquieto y juguetón, se notaba ágil y jovial. Paul por su parte, era sabio, lento y observador.
Paul se presentó primero, habló de la preocupación extrema de sus muebles favoritos, para él la prioridad era poder llevárselos a su nuevo hogar, habló de "tierrita" y pidió encarecidamente que sus humanos se lleven sus bienes más preciados, él se mostraba serio y sabio, "un filósofo" muy observador de todo su entorno y entendía perfectamente las emociones de sus humanos con este traslado. Él dijo ser viejo y haber vivido antes esta y otras experiencias de cambios y efectivamente luego de confirmarlo con sus humanos, Paul tiene 14 años, es un gatito muy observado que siempre parece estar entendiendo todo y razonando sobre situaciones y después de esta comunicación efectivamente lo confirma.
Gus, era un gatito loco, asustadizo, bueno para esconderse, al más mínimo ruido se arrancaba, estaba mucho más ansioso, ya que a sus cortos 3 años no había vivido nunca un cambio tan grande como este, él habló de como llegó a casa y de como fue recibido por la familia, habló de su origen y de sus primeros días con ellos.
Ambos gatitos dieron ciertas instrucciones sobre su viaje. Paul habló que durante la mudanza, él se escondería y efectivamente así fue, el día que tocó empacar las cosas y muebles, Paul desapareció, se perdió todo el día y volvió al anochecer, necesitaba espacio y afortunadamente lo avisó para no asustar a su familia. Gus informó que necesitaría contención extra durante le vuelo, ya que sería su momento más estresante, que iba a necesitar sentir la voz y el tacto de sus humanos y gracias a eso logró calmarse un poco durante el trayecto a su nuevo hogar.
Esta comunicación fue muy importante tanto para ellos como para su familia humana, porque pudieron hacerles saber sus miedos sobre esta nueva experiencia, también hablaron sus requerimientos y necesidades para estar más tranquilos. Los cambios muchas veces alteran a nuestros animalitos, a veces ellos no entienden las razones y los por qué de ciertas situaciones y deben adaptarse.
Si vas a pasar por un proceso de cambio junto a tu peludo, hacer una comunicación animal para saber como se siente, que opina o como puedes ayudarlo hará que el proceso sea mucho más llevadero para ambos.
Hoy en día, Gus y Paul ya llevan una semana viviendo en su nuevo hogar y gracias a su comunicación con sus humanos, el proceso fue mucho más pleno y llevadero para ambos. Paul está a la espera de que lleguen sus muebles tan preciados para sentirse como en casa otra vez.
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